Diario de un cabeza de chorlito

Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Y a toda plana, nada menos


   Sabemos que en los meses de vacaciones estivales el mundo se detiene, y como no pasa nada, los periodistas que no están de holganza veraniega deben usar todo su ingenio para seguir vendiendo noticias, aunque no las haya. Y si hace falta las inventan.  Ese empeño ha dado lugar a un fenómeno que se conoce como "serpiente de verano", y hay quien afirma, como el fallecido periodista Javier Ortiz, que esto explica en gran parte la fama del inexistente monstruo del lago Ness (Nessie para los amigos). A su vez, la expresión "serpiente de verano" provendría de aquella insistencia por parte de la prensa escocesa en mencionar todos los veranos supuestos avistamientos del esquivo bichejo.

   Pero no siempre es así, amigos míos. Hay veranos en los que suceden dramáticos acontecimientos que sin duda cambian la percepción que los ciudadanos tenemos del bien y del mal, que marcan un hito entre lo que fue y lo que dejará de ser, que establecen una línea divisoria entre lo admisible y lo abominable. Y afortunadamente a veces hay un periodista valiente, sin vacaciones, honesto y abnegado, dispuesto a contárnoslo. Y a toda plana, como ha de ser. De eso es, caros lectores (3000 € + IVA cada uno), de lo que hoy vengo a hablaros. Y sirva este emocionado texto como homenaje a todos esos periodistas decentes que, despreciando el riesgo al que exponen sus vidas, se atreven a iniciar profundas investigaciones con el único fin de hallar la verdad y divulgarla, sin temer las consecuencias. Sin arredrarse ante los infortunios. Sin amedrentarse ante las amenazas. Sin acogotarse ante la pareja que les pide el divorcio por trabajar hasta tan tarde. Gracias a esos héroes podemos conocer sucesos como este:



   Ya ven ustedes. Se me ponen los pelos como escarpias cada vez que leo ese titular. Sin embargo creo que el redactor perdió la oportunidad de su vida para lograr aún mayor efecto entre los impresionables lectores. Por ejemplo podría haber escrito "Cae la peligrosa banda de los pasteleros playeros". O mejor todavía, este efectista titular que astutamente toca la denuncia social y las reivindicaciones políticas: "Cádiz: entre el paro y la diabetes". O bien este otro, más directo y llano pero igualmente impactante: "¡Se destapó el pastel!".

   ¿Y qué decir del antetítulo de la noticia? Ampliando la imagen podrán leer este portento de detalle y precisión: "Incautan 49 palmeras de chocolate, 35 carmelas de crema, donuts y xuxos y 31 cañas de chocolate". ¡Gloria y larga vida al redactor!, proclamamos desde DCC. 


                                       El dañino alijo                                            

   Como no podía ser de otra manera, vuestro servidor el chorlicéfalo Kowalski ha entrevistado a personas y personalidades que de una manera más o menos directa están relacionadas con la brillante operación ejecutada por la Policía Local de Cádiz. Si permanecen ustedes atentos podrán en breve leer las entrevistas que DCC ha realizado a Teófila Martínez, alcaldesa de Cádiz, quien nos habla de la Patrulla Grulla y su especial preparación para luchar contra la mafia pastelera, así como de un novedoso plan para erradicar la obesidad en Cádiz; al mando de la Policía Local identificado con el nombre en clave de Superagente 86, que básicamente nos menciona las bonitas condecoraciones que va a recibir por su exitosa labor antiedulcorante; al señor Moreno Mantecas, adicto a la playa y a la bollería industrial, quien nos confiesa la dramática situación a la que se ve abocado tras el desbarate de la camorra napolitana de chocolate; y finalmente a Pancho Colate, pastelero arrepentido.

   Pero eso ya será otro día, que ahora me toca masturbarme y apedrear perros.


domingo, 18 de agosto de 2013

Egoísmo y reproducción


   Quise que esta entrada se titulara "Egoísmo y reproducción: por qué y cómo la Iglesia Católica nos vende la moto", pero mi editor consideró que era un título demasiado largo y que además, mientras gobierne el PP al menos, no conviene meterse con la Santa Madre Iglesia. Aunque estoy en desacuerdo con las cortapisas editoriales, debo reconocer que tampoco tengo ganas ni tiempo para escribir un ensayo serio sobre la relación que existe entre las religiones -cualesquiera que sean- y la tasa de fecundidad. Así que voy a descargar aquí una simplona entrada sin más aspiración que la de alcanzar cuatro Pulitzer y siete Nobel.

   Estoy hasta los mismísimos cojones de que me tachen de egoísta por negarme a procrear. Es un argumento muy habitual entre fanáticos religiosos, tarambanas cubiertos por la fortuna paterna y descerebrados varios: "Oh, qué egoísta eres, que no quieres cuidar a bebés, porque eso exige esfuerzo y dedicación de recursos", vienen a decir, los muy pérfidos. Ya, claro. Veamos quiénes lo dicen:

   A) CLÉRIGOS: A estos no debería ni molestarme en refutar, pues los muy cobardes, al menos en el catolicismo, exigen la procreación descontrolada... ¡para los demás! Y mientras tanto ellos se asientan en una cómoda y ficticia castidad (no caeré en la puya oportunista de hablar ahora sobre esos asuntillos anecdóticos de dos o tres curas que no supieron guardar la chorra bajo la sotana y se desahogaron con niños...) Qué fácil es hablar de procreación cuando la cosa no va contigo, ¿verdad, compadre? De todos modos, los clérigos viven del negocio de la religión, y para ello necesitan carne fresca, personitas de mente vacua que puedan llenar de mitos y miedo, sobre todo de miedo. Viven de eso mis amigos los sotánidos, y por lo tanto su opinión está viciada de parcialidad desde el comienzo. No hablaré más de ello.

   B) ESOS (IN) FELICES PADRES: Míralos, tan entregados y tan contentos, gritando a sus vástagos hasta desgañitarse mientras no pueden reprimir que el color verde-envidia les cubra el rostro cuando te ven hacer esas cosas que tú haces y que ellos no pueden ya ni soñar. No daré más detalles sobre este triste y digno de conmiseración grupo humano porque tengo gente cercana que pertenece a él y tampoco es plan hundirlos más de lo hundidos que me consta que están. Lo que sí debo añadir es que no hay que tomarlos en serio cuando te animan a tener hijos, pues lo hacen bajo esa creencia según la cual el mal de muchos aporta consuelo.

   C) EL IRRESPONSABLE PICHABRAVA: También conozco a alguno de estos repugnantes seres humanos. Se trata de un hijoputa al que se la suda lo que pase con ese nuevo ser que concibe de manera irresponsable, espontánea y que por su momentáneo placer de un orgasmo justifica 80 años de vida sufriente en un nuevo ser del que nunca querrá saber nada.

   D) EL IRRESPONSABLE PICHABRAVA CON PAPI ADINERADO: Otro repugnante ser humano. Este, contrariamente al anterior, actúa con premeditación y embaraza a mujeres -hay que aclarar que normalmente se le ofrecen y también ellas van buscando el embarazo de este tipo de personajes- sabiendo lo que hay y dando por hecho que va a engendrar un nuevo bastardillo del que no va a tener que ocuparse, pues para eso está la fortuna de papá. Conozco indirectamente a uno especialmente prolífico, y créanme si les digo que por nada del mundo querría parecerme a él.

   E) LA FEA: Es esa mujer extraordinariamente fea, gorda y repulsiva, que un día, por un impensable azar, folló con un desconocido en extremo grado de embriaguez. Increíblemente se quedó preñada contra todo pronóstico, y ahora la muy puerca va por la vida dando lecciones de fecundidad y generosidad, y no deja de repetir que ese monstruo que ha parido es lo más bonito del planeta. En realidad no lo quiere, y además esa criatura está condenada a una vida dura de rechazo, pero a la madre no le importa nada de eso porque se siente supermujer y megahembra al haber alumbrado un nuevo cacho de carne.

   F) LA PUTA: A este tipo de mujer, lamentablemente, la conocí bien. Se trata de un tipo de hembra cuyo coño está en venta, siempre. El ejemplar concreto que conocí abortó voluntariamente varias veces porque los padres de esos embriones no anunciaban el nivel económico que ella esperaba (además de ser delincuentes como ella misma), pero cuando dio con el IRRESPONSABLE PICHABRAVA CON PAPI ADINERADO no se lo pensó y decidió quedarse encinta, y de esta manera su hijo es hoy en día un seguro económico para su madre, y eso es realmente lo único que le interesa a la madre según sé por muchos motivos que contaré otro día.

   Quizá se me olvide algún caso sobre los motivos egoístas que tiene la gente para procrear, pero ahora toca explicar por qué yo considero que es una actitud mucho más generosa el negarse a tener hijos:

   Soy un ignorante, y debemos partir de ahí. Dicho esto déjenme decir que soy plenamente consciente de que no sé una mierda. Pero sin salirme de la submierda que he descubierto, tengo que decir que me siento infinitamente insignificante cuando me adentro en unas buenas páginas de biología y empiezo a comprender lo que es la evolución y en qué irrelevante lugar me coloca eso como ser humano... ¿Y si hablamos de cosmología? Entonces la palabra "insignificante" resulta hasta demasiado grande. Por eso, permítanme decirles que:

   Yo soy demasiado insignificante y consciente de serlo como para desear perpetuar mi herencia genética, y tampoco considero que mis genes tengan nada de especial que me obligue moralmente a perpetuarlos. Y todos los que lean esto, y quienes no lo lean, TAMBIÉN son demasiado poquita cosa como para insistir en la reproducción. No somos NADA, salvo un accidente sumamente improbable en el Universo.  Lo que pasa es que la mayoría de las personas no se dan cuenta.

   Lo que este cabeza de chorlito observa, es que tras cada razón para tener hijos hay un motivo interesado por parte de alguien. Y normalmente ese motivo es bien mercenario.

  No volváis a hablarme de intereses egoístas para tener hijos... ¡y que os den por el Santo Orificio!

viernes, 16 de agosto de 2013

¡Pues claro que las había olvidado!


   Hace mucho tiempo, cuando este cabeza de chorlito estudiaba en un instituto politécnico militar y todavía era demasiado joven para saber que... -para saber lo que ahora sé, en fin, y no entremos en detalles que ensuciarían esta entrada-, sucedió un episodio que alguna vez debía ser escrito. Se lo debo a alguien: 

    Yo había estado pasando un puente en el hogar familiar, a unos setecientos kilómetros del instituto. Llegó el momento de hacer la maleta y prepararme para embarcar en el autobús que me llevaría de vuelta al politécnico. Se sucedieron los besos de rigor y la indefectible pregunta de mi padre, que siempre está atento al menor detalle: "¿Seguro que no te dejas nada, Leo?" "No, papá, lo llevo todo", fue mi convencida respuesta. Había dejado en casa unas botas en buen uso pero que no eran reglamentarias y sobre las que ya me habían llamado la atención alguna vez. Se trataba de unas botas de apariencia militar pero con un acabado diferente y con  unas correas de sujeción en la caña que no se correspondían con las que nos proporcionaba el ejército, siempre tan uniformado hasta en los más insignificantes detalles. Por eso las dejé en casa, y por eso inicié mi vuelta sin pensar en esas botas que había dejado intencionadamente, porque además en el instituto tenía uno o dos pares perfectamente reglamentarios esperándome.


   A mitad de camino, cientos de kilómetros y varias horas después, el bus se detuvo en el lugar de siempre para que conductor y viajeros pudiéramos comer. Y allí estaba mi padre, sosteniendo una bolsa de plástico y diciendo triunfalmente ante mi asombro: "¡Leo, hijo, que te has dejado las botas!".


   Me imagino a ese hombre, a mi padre, llegando a casa tras despedirme en la estación de autobuses. Lo veo dando una vuelta de reconocimiento por mi dormitorio recién abandonado y abriendo los armarios, por si acaso. Lo veo descubriendo ese par de botas -recuerden que entonces los teléfonos móviles no estaban popularizados- y gritanto horrorizado: "¡MARUJA, VOLVEMOS AL COCHE, QUE LEO SE HA DEJADO LAS BOTAS Y LO VAN A ARRESTAR!". Veo a ese hombre metiendo apresuradamente las botas en una bolsa de basura, corriendo a su Ford, gritándole a su esposa que se dé prisa... Veo a ese matrimonio volando por alcanzar el autobús en el que viaja su hijo aunque saben que les lleva ya una media hora o más de ventaja... Veo a ese conductor, mi padre, que siempre ha sido respetuoso con los límites de velocidad saltándoselos sin el menor arrepentimiento, ¡porque todo vale menos en ese momento que la integridad disciplinaria de su hijo!


   Lo logró. Cuando salí del bus para comer, ahí estaba mi padre, sosteniendo una bolsa de basura y exclamando: "¡Leo, hijo, que te has dejado las botas!"


   Creo que le dije, poco más o menos, que no debía haberse preocupado, y que esas botas no me servían, y que tenía otras. Papá y mamá volvieron a su Ford, con la bolsa de las botas viejas, y emprendieron la vuelta de su odisea de unos setecientos kilómetros por una botas que nadie quería. El resto de mi viaje lo pasé aguantándome las ganas de llorar, y no por tristeza, sino por puro agradecimiento que no sabía cómo corresponder.


   Ahora, más de veinte años después, y aunque esto no lo vayan a leer mis padres, debo confesar que aquellas botas eran fundamentales. Hicieron muy bien intentando que las recuperara, por supuesto que sí. Gracias a ese gesto sé un poco más sobre el amor y el sacrificio. Por eso, sin duda, debo gritar a los cuatro vientos que yo me olvidé esas botas. Y ojalá que cada vez que alguien se olvide unas botas viejas, haya otra persona dispuesta a llevárselas. Contra viento y marea, y hasta donde haga falta.  

  

viernes, 19 de julio de 2013

Algo que TÚ no vas a comprender


   Maldita sea mi estampa, qué abandonado tengo esto. ¿Y ahora cómo ponerme al día y hablar de Pergañuky, del refugio Kimba, de Zitruky, de las mariquitas que resultaron ser chinches, de la defunción de Kika, del gusano de seda que se fugó y medio año más tarde apareció en una lámpara convertido en ceniza, y de tantos y tantos otros recuerdos cotidianos que sin tener nada de especiales son para mí distinguidísimos, y que ya permanecerán por siempre como parásitos que lastran otras vivencias? No, tampoco seamos tan drásticos: mientras pueda recordar podré escribir, y quizá todo tenga su momento para ser contado, aunque sea a destiempo.

   Ahora lo que urge, lo que me lleva a publicar una nueva entrada, es algo que presencié ayer y que debo evacuar antes de que se corrompa mezclándose con otros recuerdos o se deforme por el inexorable fluir de la clepsidra. ("El inexorable fluir de la clepsidra", expresión cursi que yo no usaría jamás si aspirara a ser tomado en serio como escritor y que desaconsejo a todo lector de DCC):

   Ayer tuve que hacer unas compras en cierta ferretería sita en determinada ciudad costera de un corrupto país europeo. No daré más datos, salvo que la ciudad se llama Chiclana. De la Frontera, además. Yo estaba allí, apoyado en el mostrador, absorto en una carpeta que contenía arcanos mensajes como "papel lija 180 de agua", o "cerradura con varillas de muestra, si no la tienen traer muestra", o "punta magnética S/M (¡ojo! medidas exactas)", o "llaves Allen de 3, 4 y 5 mm 2 de cada", entre otros numerosos misterios. Mientras el dependiente y yo pugnábamos por desvelar tan crípticos códigos llegaron otros clientes que se situaron a mi izquierda. No presté atención a los recién llegados porque aquella carpeta requería la plena atención de las siete neuronas que no tengo de permiso en julio, pero creí percibir por el rabillo del ojo que se trataba de un señor y de una señorita.

   Y seguí a lo mío. Hasta que los ronquidos me lo impidieron.

   Aquel tipo, aquel nuevo cliente que esperaba a que terminara yo para ser atendido él, roncaba. Roncaba sin dormir, el tío. Cada varias inspiraciones hacía algo como JJJJRRRRRR... Pero eso no era todo, no. Lo más curioso  es que cada vez que el señor emitía ese sonido, la joven que lo acompañaba repetía a un volumen más fuerte algo como JJJJRRRRRRGGGRRÑÑÑRRRRJJJJ. Pónganse en mi situación: mis siete neuronas centradas en desentrañar criptogramas como "cajonera de tres como la que tiene chapa pero sin agarre trasero si no la tienen  preguntar posibilidad de pedirla" mientras una pareja ronca a mi lado de manera acompasada. La cosa era algo así:

YO: ¿Y tuercas del quince tienen o no tienen?

DEPENDIENTE: Pues tendría que mirarlo, porque...

SEÑOR: JJJRRRR...

SEÑORITA: JJJJJJRRRRRGGGGÑÑÑÑÑÑRRRJJJ...

DEPENDIENTE: ...esas tuercas ya no se fabrican.

YO: Pero hombre de dios, esas tuercas son absolutamente necesarias para poder cicutriñar el gocalipondrio...

SEÑOR: JJJJRRRR...

SEÑORITA: JJJRRRGGGGÑÑÑÑRRJJJJ...

YO: ...y deben de seguir fabricándose porque yo mismo hablé ayer con el fabricante y me dijo que...

SEÑOR: JJJRRRRRR...

SEÑORITA: JJJJJJRRRRGGGGÑÑÑÑÑRRJJJ...

YO: ...esas tuercas se podían adquirir en cualquier parte.

DEPENDIENTE: Ah, bueno, si usted habló con el fabricante, eso ya es otra cosa. ¡Haber empezado por ahí!

SEÑOR: JJJRRRR...

SEÑORITA: JJJJJJJJJRRRRRGGGÑÑÑÑÑRRJJJ...

   Y así andábamos cuando ya no puede resistir más y me dejé llevar por la curiosidad. Giré mi cabeza hacia la izquierda, y entonces por fin lo entendí todo.

   El hombre era un tipo normal: cuarentón, flaco, con alguna clase de disnea. La chica que lo acompañaba debía de ser su hija. También era una chica normal: veinteañera, con síndrome de Down y  con alguna clase de ecopraxia o ecolalia. La chica imitaba a su padre, simplemente. Exactamente igual a todos los niños, que tienden a emular a sus padres. Nadie debe de haberle explicado -o se lo han explicado pero no lo ha comprendido- que los defectos no deben ser imitados.

   Nadie ha logrado arruinar su inocencia.

   Ella sigue pensando que su padre es lo más grande y que lo que otros consideran defectos, para ella siguen siendo virtudes dignas de imitación. Y me parece bien.

   Y dentro de veinte o cincuenta años me los quiero encontrar de nuevo, quizás en el cine:

YO: Dos entradas para "Dios ha muerto sin que ni la Virgen lo llore", para la sesión de las 22:15.

SEÑOR: JJJRRRR...

SEÑORITA: JJJJJJRRRRRGGGÑÑÑRRJJJ...

TAQUILLERA:  ¿Con gafas 3-D o las trae de casa?

   Y no, no le des más vueltas, porque TÚ no vas entender la poesía, ni mucho menos los sentimientos que hay en este texto.

lunes, 4 de marzo de 2013

Esas canciones que emocionan al más pintado


   En estos feos y urdangarinosos tiempos; en esta sucia y barcenosa época; en estas fechas en las que los Papas son dimisionarios y los políticos corruptos son lo mismo de siempre pero más, se ha ensañado la sufridora sociedad con los funcionarios, como si ellos tuvieran la culpa de que el pequeño gato que he adoptado se mee en mi cama (el muy hijo de puta). Por eso creo que ha llegado el momento de hacer justicia a todos los empleados públicos que en este país han sido, ¡porque hay que poner las cosas en su sitio, releñes!:

 
Y ya de paso debo confesar que hay canciones de los ochenta que me ponen la piel de gallina, como ese clásico de Mecano, Maquillaje, que a continuación está versionado de una manera que es para llorar de pura emoción:

  

 Por no hablar de aquello otro, también de los inefables Gandules...

sábado, 23 de febrero de 2013

Intentando seguir las instrucciones del camarero


   Jolines, qué apurado ando desde hace unas semanas. Es que Google no deja de exhortarme a mejorar la seguridad de mi cuenta de correo electrónico, y lo hace desde varios frentes, remitiendo sus advertencias mediante diferentes servidores, supongo que para concienciarme de que Google lo controla todo; pero siempre con un lenguaje... peculiar, digamos. Su último aviso me llegó desde service.courrier@webmail-assistance.com, y ha sido este (lo copio textualmente):

  
Tan decidimos desarrollar sesenta reglas diferentes (las reglas(los jefes)) de confidencialidad, y sustituirlos por un nuevo único (sólo) la versión, al mismo tiempo completar, conciso y simple de leer. Estas nuevas reglas (reglas(jefes)) se aplican de ahora sobre numerosos productos y rasgos, de modo que nosotros podamos ofrecerle una experiencia de usuario simple e intuitiva por todos los productos Google.

Siga las instrucciones del camarero (el servidor) a ser capaz a usted se identifican.
+ => Nombre y Apellido : ................................ (Obligatorio)
+ => Fecha de nacimiento : ................................ (Obligatorio)

+ => Gmail-la Conexión : ................................ (Obligatorio)
+ => Contraseña : ................................. (Obligatorio)
+ => Confirmación de contraseña : ................................ (Obligatorio)

+ => Email secoure dirección : ................................ (Obligatorio)
+ => Contraseña : ................................ (Obligatorio)
+ => Confirmación de contraseña : ................................ (Obligatorio)

+ => el móvil : ................................ (Obligatorio)
+ => el país : ................................ (Obligatorio)
Por favor tenga en cuenta el mensaje como la última advertencia antes de cerrar tu cuenta de Gmail


Gracias por su comprensión Servicio de Gmail®.

   Supongo que al igual que ustedes este cabeza de chorlito está siempre dispuesto a facilitar contraseñas al primero que se las pida, sobre todo si la solicitud es tan clara como la expuesta y comunica disposiciones tan razonables como que "Tan decidimos desarrollar sesenta reglas diferentes (las reglas(los jefes)) de confidencialidad, y sustituirlos por un nuevo único (sólo) la versión". Claro que sí, ¿por qué no? Y si encima nos facilitan la vida -"al mismo tiempo completar, conciso y simple de leer"-, ¿quién sería el necio que se negara a semejante bicoca? De hecho lo de simple de leer ya lo deja intuir su mensaje, que es de una claridad y simpleza que quita el sentido. Sin embargo yo, por ser cabeza de chorlito como soy, sufrí tal confusión tras la lectura del mencionado correo (al borde de una embolia estuve) que consideré oportuno responder solicitanto algunas aclaraciones, no sea que me pasara de listo y la jiñara, y entonces llegara el camarero ese de las instrucciones y me escupiera en el café, o vaya usted a saber qué otra sevicia podría perpetrar un camarero cuyas instrucciones no se han seguido al pie de la letra. Que los camareros no son gente para tomársela a guasa, amigos, y yo no soy hombre de correr riesgos innecesarios.
   Así que he respondido solicitando aclaraciones, y por si acaso no entiende esta gente mi enrevesada manera de expresarme he intentado imitar su pulcro uso del idioma:

   Saludos, amigos de Gmail:
   Es grato usar sesenta reglas de confidencialidad nuevas que van a ser desarrolladas, y más grato será cuando sean sustituidas por una sola, como parece desprenderse de su mensaje. Esto recuérdame el viejo chiste del que se daba martillazos en los cojones (testículos (criadillas)) poniendo los huevos en un yunque y al preguntarle respondía que era muy agradable cuando paraba.
   Y aunque todo gusta mucho a cabeza de chorlito usuario, no tener muy claro lo del camarero que da instrucciones. Sospecho que camarero anda con el bolo colgando (los cojones arrastrando) y no da instrucciones precisas. Tras usuario consultarlo con sus gatos (felinos (jefes)) tener dudas sobre procedimientos y tener ganas de orinar. Lo de las ganas de orinar no es importante para nuestra relación, pero sirve para que ustedes comprendan mi buena fe y sepan que no oculto información.
   En resumen, el chorlicéfalo no entiende qué pretensiones recaen sobre su indigna persona, y solicita humildemente más información de Gmail equipo A, o en su defecto de camarero (gin-tonic quiero (la rodajita de limón no es necesaria pero siempre se agradece)).
   Gracias por esfuerzo mejor mi vida y que os den donde más os guste.
 
   En fin, espero que me respondan, y en ese caso informaré puntualmente. Qué sinvivir, dios mío, qué sinvivir.  

martes, 19 de febrero de 2013

Aprende a escribir antes de usar mi cuerpo para tus más atrevidas prácticas


   Pues nada, que entre tanta escoria corrupta, entre tanto ominoso fanático, entre tanto grotesco personajillo con poder, y entre tanto imbécil queriendo arreglar el mundo a golpe de simplezas populistas, estaba yo pensando que bueno, que vale, que nos jodan a todos, que total es lo que nos merecemos. Unos por activos y otros por pasivos. Y eso, que me ponía a meter las narices en libros de ciencia anhelando sosiego, porque la ciencia es un remanso de paz que no sabe de corrupción (la ciencia digo; los científicos son otra cosa), y porque la ciencia no sabe de intereses políticos, ni económicos, ni religiosos (lo que no hay que confundir con que haya muchos intereses políticos, económicos y religiosos pretendiendo pervertir, prostituir o ignorar la ciencia), y unas ideas me llevaron a otras, y esas otras ideas me llevaron a unos recuerdos, y esos recuerdos me dirigieron a unas intenciones que tenía olvidadas: ¡Repámpanos! -me dije-, ¿pues no tenía yo pensado desde hace años donar mi cuerpo serrano a la ciencia, así como me declaré hace mucho donante de órganos?

   Sí, el cabeza de chorlito tiene esas cosas, e igual que un día mata a martillazos a una anciana mientras la sodomiza, al otro día es capaz de declararse donante de órganos (y va el tío y dona los suyos y los de la anciana que tenía guardados en el congelador, porque él es muy de conservar las cosas, y en hogar de pobre nada se desperdicia y todo se aprovecha). Y por una vez sin humor negro, también tiene el cabeza de chorlito un hermano muerto cuyos órganos salvaron o mejoraron la vida de tres personas... y eso conciencia y reconforta. 

   Así que hace unos días, sin el menor reparo, tomé la firme decisión de donar mi cuerpo a la ciencia. Antes que pasto de gusanos, maniquí de matasanos. Ya saben, eso de regalar mi carne corrupta para que los estudiantes de medicina puedan ensayar antes de vérselas con una persona viva y la estropicien. O para que aprendan a reconocer un hígado alcoholizado y unos pulmones alquitranados. Supergeneroso yo y tal. Ganas me daban de besarme la punta del níspero.

   Pero oye, que no, que lo que no puede ser no puede ser. Me dispongo tan feliz, y tan henchido de esa rara vanidad que es aceptable porque sirve para mejorar la vida de los demás, a entrar en la web donantesdecuerpo.com... ¡Oh, infelice de mí! ¡Oh, donde yo me halle el hombre más apenado se hallara! Al llegar a tan infame portal me vi envuelto en unas mayúsculas abusivas, en un sinfín de tildes espurias y en un páramo de comas. En aquel lodazal de la ortografía, en aquella letrina del idioma, no había letra bien puesta ni signo medido; un caos ilegible era, una desvergüenza entre gente de supuesta cultura, una humillante burla para quienes desinteresados les legan la última posesión.

   Y no, así no. Primero que aprendan a escribir, y luego ya hablaremos de aprender a meterle mano a mi cuerpo. Antes pasto de gusanos que útil de iletrados. Y a pesar de todo seguiré leyendo ciencia, esperando que también los de ciencia lean.


domingo, 6 de enero de 2013

Superstición + codicia = niño degollado


   Después de tanto tiempo sin publicar nada aquí, ni yo espero que quede algún lector, ni ese hipotético lector puede esperar que me vaya a descolgar contando nada de enjundia. Seré, pues, breve, y vaya esta entrada en el chorlitesco diario más como desahogo personal que como voluntarioso intento de amenizar la vida de nadie. Bueno, y vaya también como invitación a reflexionar:

   En Egipto -¡qué pena, qué lástima, qué gran oportunidad perdida con eso que dieron en llamar Primavera Árabe y que finalmente solo ha servido para allanar el camino a los integristas religiosos!- se han cargado a un crío. Sí, ya sé que en todas partes y a todas horas asesinan a niños, pero este caso me parece especialmente repugnante: Léanlo si quieren. Es lo que pasa cuando mezclamos la codicia y la ignorancia. Y a veces basta la sola fe, esa supuesta virtud de la que tan orgullosos están los creyentes, y que sin embargo constituye una voluntaria renuncia a la capacidad de pensar, y por lo tanto una imperdonable deficiencia.

   Y tampoco se vayan ustedes a pensar que aquí, en nuestra bendita España, estamos libres de supercherías. Institucionalizadas, además. Como decía Battiato en su canción Pobre Patria, quizá tendremos que ir tirando mientras la primavera tarda aún en llegar.

   Vale, ya está bien por hoy de amarguras. Sean todo lo felices, con rabia y empeño, que los hijos de puta de siempre les consientan
 

sábado, 17 de marzo de 2012

Futbolero, gamberro cultural y nacionalista. Un caso wikipédico.

Merodeaba este cabeza de chorlito por la Wikipedia en pos de información acerca de la película Mucho ruido y pocas nueces, basada en la obra homónima de Chéspir, cuando descubrí un detallito que me ha tocado los perendengues. Obsérvese en los apartados de dirección y país la captura efectuada a las 00:04 minutos del 17/03/2012:



Me apetece ahora soltar una larga diatriba contra los simplones futboleros y contra los perniciosos nacionalistas, pero es que no tengo ánimo ni paciencia para combatir desde la A a la Z toda la irracionalidad que reúnen ese par de grupos de imbéciles y manipuladores, respectivamente.

Lo que sí merece la pena es recordar (especialmente a mi querida Zitruky) que no todo lo que aparece en la Wikipedia es verdad. La Wikipedia es una iniciativa loable en su intención de democratizar el conocimiento; pero es un medio peligroso por su facilidad para distribuir bulos.

miércoles, 22 de febrero de 2012

¡Bésame, tonto!


Ya sabe el chorlitiano lector -¿queda alguno, por cierto?- que este humilde cabeza de chorlito es el tonto de los gatos. Sí, me chiflan esos misteriosos y simpáticos animalejos, y cuanto más sé de ellos, más sorprendentes me resultan. Y con razón...

De niño tuve un gato al que escogí como mi mejor amigo durante años; después he convivido con otros gatos a los que he observado placentera e infatigablemente; he leído toda clase de artículos sobre gatos, desde los simplemente informativos, hasta los puramente científicos, pasando por algún desbarre magufo; he leído incluso algún ensayo escrito por un reputado científico experto en gatos; he apreciado la cuasimágica gracilidad de sus saltos y movimientos; he babeado viéndolos jugar con cualquier cosa; me he asombrado de sus exactos cálculos para dar precisos saltos empleando la energía necesaria que les permitiera no quedar un centímetro por defecto ni un centímetro por exceso; y muchos más detalles con los que no quiero aburrir al hipotético chorlitiano lector superviviente.

...PERO ESTO ME HA SORPRENDIDO HASTA A MÍ Y TENGO QUE PONERLO AUNQUE NO HAYA LECTORES EN DCC QUE LO PUEDAN APRECIAR:




Y luego dicen los contumaces ignorantes de siempre, los que ni saben ni quieren saber, que los gatos son ariscos.

lunes, 20 de febrero de 2012

Repitiendo lo que es necesario que no se olvide (poemilla dedicado a una golfa molesta):

Ya sé que duele; que a nadie gusta; que hasta los más valientes se esconden ante el dictamen de lo políticamente correcto... ¡¡Pero alguien tiene que decirlo!!:


Versión en audio para vagos:




Versión escrita para quien la quiera disfrutar:


Cuán zorra eres, meretriz,

que de tan puta y ramera

todo pobre infeliz

portando billetera

puede ser tu amante

por detrás y por delante.

Es tu coño pestilente

guarida y escondrijo

de toda polla o pijo

mientras sea solvente.

Ay de aquel desgraciado cliente

que confunda tu celo mercenario

con amor puro y castizo

sin ver que es pecuniario,

falso y alquiladizo.

So putón verbenero,

desorejado pendón

al que follan por dinero,

impenitente zorrón,

infame puerca grosera

de vagina pesetera

y venal corazón,

repulsiva y barata iza,

putón irredento,

viciosa enfermiza,

monstruoso portento

del folleteo en venta,

maquiavélico talento

para follar bajo renta.

Por el asco que me das

hoy no te insultaré más

y acabo este breve escrito

comparándote con la Amparito,

la que se bajaba las bragas a pedos

y cuando del suelo estaban a dos dedos

a taconazos se las subía,

la muy perra y sucia arpía.

(Dedicado a la Hija de Satanás, con todo mi desprecio).

miércoles, 1 de febrero de 2012

¡Tigüino! ¡Tigüino!


Parece ser que entre los hijos de la Gran Bretaña es sumamente conocido un tal William Blake, y que entre la obra de ese señor es resaltable para los súbditos de Su Graciosa Majestad cierto poema conocido popularmente como ¡Tigre! ¡Tigre!, que mucho tiempo después inspiró una conocida novela de ciencia ficción escrita por Alfred Bester, y que fue publicada como
¡Tigre! ¡Tigre!, o como Las Estrellas, mi Destino; pero igualmente prescindible tanto con un título como con el otro.

El caso es que he contado todo ese rollo del párrafo anterior para que se aprecie más lo ingenioso del título de esta entrada. Y ahora metámonos en faena:

Si el híbrido de león y tigresa se llama ligre; si el de leopardo y leona se llama leopón; si el de tigre y leoparda, tigardo: ¡el de tigre y pingüino bien podría llamarse tigüino! Ahora dirá el lector listillo, petardo y aguafiestas, que es imposible el cruce entre un tigre y un pingüino. Bien, debo admitir que
a priori -joder, cómo me gustan los latinajos- no parece probable que esos dos animales coincidan, ya que se desenvuelven en hábitats bien distintos, pero oye, ¿quién te dice a ti que si por casualidad se juntan una vez, no se pongan a hacer cochinaditas? A mí no me cuesta nada imaginar a ese tigre hambriento, perdido en el polo, cazando a una pingüina, y en la refriega entre depredador y presa llegan las otras friegas y refriegas, y ese tigre que se pone... simpático, digamos, y esa pingüina que se pone... amable, digamos. Y luego, pues eso... Dale, dale, toma, toma, dame, dame, etc. O sea, yo lo veo todo claro, no sé dónde está el inconveniente. Además, qué coño, ¡si es que tengo la prueba!

Mi gato Gusifluky es un híbrido de ave y mamífero. Ningún estudio genético avala mi hipótesis, pero eso es porque aún no se ha efectuado estudio alguno en ese sentido. Ni falta que hace, habiendo imágenes tan elocuentes:




(De izquierda a derecha: tigre desconocido, Gusifluky y pingüina desconocida).

¡Tigüino! ¡Tigüino! Ardiendo brillante en los bosques de la noche, ¿qué ojo o mano inmortal pudo idear tu terrible simetría?

sábado, 7 de enero de 2012

Un buen ejemplo para un noble candidato


Excelentísimo Señor Don Iñaki Urdangarin Liebaert, Duque consorte de Palma de Mallorca:

Siendo como soy un humilde cabeza de chorlito no debería cometer el atrevimiento de dirigirme a Su Excelencia; ruégole no obstante sepa disculparme, pues mi osadía se verá compensada por el servicio que le presto. Soy consciente de los apuros que últimamente atribulan a Su Excelencia y es por eso que seré breve.

Son sin duda duros estos tiempos, en los que no se respeta el secular derecho de la nobleza a hacer lo que le salga de los perendengues sin otra obligación que la de rendir cuentas ante Dios, ¡si hasta el suegro de Su Excelencia ha afirmado recientemente que todos somos iguales ante la Justicia! Desde luego, el mundo se desmorona.

Estando así las cosas he decidido brindar a Su Excelencia el mejor servicio que un siervo pobre e ignorante como yo puede ofrecerle, y que no es otro que sugerirle seguir el ejemplo de Buddy. Sí, hombre, ya sabe, la Breve Melodía Definitiva para Solo de Trombón. Ea, pues eso.

Siempre a sus órdenes, póngame a los pies de la Infanta, quedo lamiéndole el orto, etc...

Leónidas K. de A.

sábado, 3 de diciembre de 2011

¡Caracoles!

El cabeza de chorlito, aquí como lo ven, es un tío con profundas inquietudes científicas. Y no es coña, aunque suela escribir con un humor irreverente que casi nadie aprecia. Buena prueba de ello es el título de esta entrada, que quizá algún avezado lector haya relacionado con el famoso libro de Richard Fortey titulado ¡Trilobites!, que dicho sea de paso es un libro aburridísimo y cuya única enseñanza importante es que la parte posterior de un trilobite se llama pigidio, lo cual tiene su gracia, admitámoslo.

Pero vayamos al grano.

Ahora que sé que pesa sobre mi triste blog la orden de guardar cualquier cosa que sea publicada -orden dada y obedecida desde y por el ilustre organismo al que pertenezco (manda huevos que el dinero público se gaste en perseguir al soldadito en lugar de buscar a...)- veo oportunidades magníficas para efectuar tremebundas tomaduras de pelo, ¡pero quiá, no soy tan malo! Hablemos mejor de ciencia, que es algo que me apasiona y que igualmente desconcertará e ilustrará a los desgraciados esbirros cuya labor consiste en seguir y perseguir todo lo que mis torpes dedos sean capaces de teclear, en lugar de dejarme llevar por la fácil ironía y las trampas perversas. Empecemos pues por charlar acerca del conquiliólogo y divulgador Stephen Jay Gould:

El señor Jay Gould era un peleontólogo, muy interesado en la conquiliología y divulgador de la ciencia. El tío era majísimo y cuando lees sus libros te da la impresión de que estás ante un poeta, más que ante un científico. Si lo aceptas como científico, lo ves obscuro y excesivamente literario; si lo entiendes como escritor, lo ves demasiado científico. En mi chorlitesca opinión, Jay Gould no logró ser un buen divulgador de la ciencia, aunque lo intentó con ahínco y sí consiguió, en cambio, caer bien a cualquier lector.

Pero sobre todo yo quería hablarles de mi última investigación chorlitescamente científica, que se asemeja a la obsesión de Fortey con los trilobites, y a la afición de Jay Gould con las conchas. He dedicado meses de mi vida a documentar gráficamente un estudio gastronómico relativo al consumo humano de bichejos con concha, y aunque las revistas Nature y Science no me han admitido el artículo por parecerles "innecesariamente cruel para fines informativos" y "demasiado duro para nuestro lector medio" respectivamente, yo publico aquí, en mi santo blog y con dos cojones, lo que nadie se atrevió a publicar:

CARTELES ANUNCIANDO CARACOLES EN BARES DE SAN FERNANDO (CÁDIZ), O CÓMO LA CONQUILIOLOGÍA ESTÁ GANANDO ADEPTOS ENTRE LUDÓPATAS DE DOMINÓ Y TRAGAPERRAS, O BIEN CÓMO PUEDE MÁS UN CARACOL QUE UN PAR DE CARRETAS. (Joer, es que he supuesto que con un título largo mi estudio tendría más posibilidades de colarse en Science):



Ea, ahí queda eso. Ciencia en grado sumo, al menos para aquellos que tienen la triste labor de examinar todo aquello que publico.

lunes, 17 de octubre de 2011

¿Quién puede más, Spiderman o el Increíble Hulk?


Me van ustedes a perdonar, pero voy a ponerme algo Dawkinsiano en esta entrada pésele a quien le pese. Es que hay noticias de actualidad que este cabeza de chorlito, servidor de vuesas mercedes, no quiere dejar pasar por alto.

Hoy se me ha puesto otra vez esa sonrisita cabrona que se me pone cada vez que compruebo que aún hay gente en sociedades más o menos modernas y civilizadas matándose por amigos imaginarios. Se me ha puesto la sonrisita cabrona, y los pelos como escarpias. Sucede que, entre otros sitios, en Siria se están dando de palos por esa eterna cuestión irresoluta de si el Dios tuyo puede más o menos que el Dios mío. A estas alturas. Y como si no tuvieran los sirios problemas serios. Manda cojones.

Que adultos se maten por amigos imaginarios, como son todos los dioses, es algo que podría mover a risa si no fuera porque aparece por medio el verbo matar. Y entonces hay que ponerse serio. Y yo, poniéndome muy serio y nada sirio, quiero manifestar otra vez predilección por mi superhéroe favorito, que es mi padre. Y si él no estuviera, siempre me quedará Supermán, que será ficticio igual que Yahvé, Alá, Thor, Zeus, etc.; pero es más guay y lleva calzoncillos rojos, ¡con la suerte que eso da en Nochevieja!

Y mientras en Siria se debate hostia mediante quién de los dos amiguitos imaginarios es más fuerte, aquí en nuestra querida España, paraíso de corruptos, burdel de ricos, tierra de pícaros, hacienda de caciques y hogar de ladrones, seguimos sometiendo a bebés a ese ritual religioso llamado Bautismo, y unos años más tarde sometemos en masa a esos mismos niños a otro ritual llamado Primera Comunión, y luego, para que no se nos escapen y como recordatorio de que deben ser zombis sin pensamiento propio, los machacamos con otro ritual llamado Confirmación. Me dais miedo, españoles, me dais miedo. Y Siria está más cerca de lo que muchos os creéis.

Pero no pasa nada, no nos preocupemos. Aquí, en esta bendita España, te puede llevar a la cárcel darle un merecido e instructivo bofetón a tu hijo; pero está bien visto adoctrinar a un niño para que crea en la absurda y masoquista leyenda cristiana, que como la mayoría de las religiones le proporcionará un amigo imaginario... e infinidad de enemigos reales pertenecientes a otras religiones: nadie tan beligerante como un fanático religioso.

Lo que tú llamas Bautismo, yo lo llamo maltrato de menores.

viernes, 7 de octubre de 2011

domingo, 2 de octubre de 2011

¿A qué día estamos?


Este blog está en reconstrucción tras salir de un coma de diez meses. No se preocupen por las entradas antiguas; a medida que el autor pueda o quiera irán siendo publicadas (aunque no todas). A su debido tiempo también se habilitarán de nuevo los comentarios y otras funciones. Séanme pacientes.


lunes, 3 de enero de 2011

La UNESCO, esa asociación de malhechores


Es lamentable que tras varios años de blogueo me entere ahora de lo mala que es la UNESCO, (ya saben, esa perversa organización cuyo fin es convertir en homosexuales a la mitad de la población mundial. ¡Mechachis, qué requetemalos son los de la UNESCO!) En cuanto me he enterado de la fidedigna e incontrovertible noticia he llamado a consulta a mi gato, como cualquier presidente llamaría a un embajador en circunstancias igualmente graves:

-Pequeño Gusifluky, ¿qué tienes que decir acerca de... de lo de... de las... bueno, de las declaraciones del Obispo de Córdoba, según las cuales la UNESCO tiene programado convertir a la mitad de la población en homosexual?

-Padre, con el debido respeto, ¿usted cree que me puede molestar con semejante gilipollez? ¿No se ha parado usted a pensar que yo tengo una vida? Querido padre, yo lo respeto a usted mucho, pero las gilipuerteces me agotan, así que hábleme de algo serio o déjeme descansar y perseguir pececillos de plata (que es lo más interesante que puedo perseguir aquí en nuestra casa).

-¡Pero esto es muy importante, pequeño Gusi! Imagínate: la mitad de los humanos maricones perdidos. ¿No te parece atroz?

-Oh, sí, atrocísimo -dijo mi gato mientras de desperezaba y se dirigía hacia su comedero.

-¡No te lo estás tomando en serio, pequeño Gusi! ¡Esto es el fin de la humanidad, de la moral, de las buenas costumbres...!

-¡Deje de gritar, padre! -exclamó mi gato- ¿A qué viene todo este guirigay? ¿Quién ha iniciado este follón?

-Es que... -empecé a decir yo con pusilanimidad.

-¡Ni esques ni hostias! ¿Quién ha sido? -preguntó mi gato, ese valiente felino europeo que por muy castrado que esté anda sobrado de cojones.

-Gusifluky, verás... -empecé a explicarle yo con delicadeza-, es que ha sido cosa de un obispo.

-¿Un obispo? ¡Me cago en to lo que se menea! ¿Y quién cojones es un obispo?

-Querido Gusi, un obispo es un señor importante dentro de su religión -le conté a mi gato intentando ser diplomático.

-O sea, que ese señor es un puto mago sin mayor importancia, al igual que un chamán según otras creencias -insistió Gusifluky.

-Mmm, pues sí, básicamenre es lo mismo, pero...

-¡Ni peros ni hostias! -profirió enrabietado mi dulce gato- ¿ME HAS MOLESTADO PARA INTERROGARME ACERCA DE LAS PAJAS MENTALES DE UN BRUJO? -gritaba mi gato fuera de sí- ¿TE CREES QUE POR SER UN GATO NO PUEDO RAZONAR? ¿EN TAN POCA COSA ME TIENES QUE TE CREES QUE NO PUEDO DARME CUENTA DE TODA ESTA TONTUNA?

-Oh, maldita sea, Gusi -dije yo intentando aplacarlo-. No supuse que tú...

-¿Que yo no era tan inteligente como cualquier cristiano?

-¡Sí, eso! -exclamé sin ser consciente de mi error.

-¡Hijo de mala madre! ¿Cómo osas compararme a mí con vosotros, idiotas crédulos? -dijo Gusifluky con todo el desprecio del que es capaz un gato. Yo, aterrado, callé y escuché:

-Mira, muchacho, ni homosexuales ni hostias benditas -continuó mi gato-; y no todo es negro o blanco en esta puerca vida que nos ha tocado vivir. Cada cual busca lo que le interesa, amigo Leo, y si...

Aproveché lo que creía una duda en el razonamiento de mi gato para intervenir:

-¿Y si fuera cierto que la mitad de la humanidad se hiciera homosexual?

Gusifluky me miró enarcando las cejas, sonrió, se desperezó, y tras meditarlo mucho dijo:

-¿Y qué?

Y yo no supe qué contestarle.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Que pisa, que pesa, que abraza, que abrasa... ¡Muera el amor!


Se pasa uno la puta vida escribiendo con pasión y poniendo el hígado entre sus torpes y trituradoras palabras como si su blog obedeciera a una receta de paté, y después de años descubre que una folclórica ha cantado lo que él nunca supo escribir.

Constantemente me pregunto de qué sirve escribir este blog o cualquier otra cosa, porque todo cuanto yo pueda teclear ya fue contado por gente más talentosa que yo. Cada tecla que pulso es superflua, cada letra que escribo sobra, cada vez que abro la boca violo un pasado ajeno ante el que mi presente debiera postrarse y rendir pleitesía. Es tan frustrante... ¿Para qué esforzarme en escribir aspirando a arañarle el corazoncito a alguien si a fin de cuentas todo cuanto yo pueda parir fue antes mil veces dicho, escrito y cantado? ¿Por qué intentar conmover al lector con las imprecisas palabras de un aprendiz de escribidor, con lo cómodo que sería citar alguna frase de Los Grandes y quedarme tan fresco? Solamente una respuesta se me ocurre: Algún día, cuando todo se vaya a tomar por saco -y antes o después, sea colectiva o individualmente, todos nos iremos a tomar viento fresco- yo me quiero ir adonde no se vuelve creyendo que puse algo de mi parte para hacer un mundo más heterogéneo y -permítaseme la falta de recato- más rico, por muy modesta que mi contribución fuera.

Se pasa uno la puta vida escribiendo con pasión y poniendo el hígado entre sus torpes y trituradoras palabras como si su blog obedeciera a una receta de paté, y después de años descubre que una folclórica ha cantado lo que él nunca supo escribir.

Olé por la Jurado y, sobre todo, por su anónimo letrista: