Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

domingo, 27 de enero de 2008

Viajera Solitaria y Gerardo sabían lo que hacían


Hoy toca agachar la cabeza. Viajera Solitaria me recomendaba leer a Patricia Highsmith. Y más concretamente, Gerardo García-Trío me recomendaba la lectura de Pequeños cuentos misóginos, de la misma autora. Ambos sabían lo que hacían, según veo.

Vino la cosa por una entrada en la que rajo de las mujeres escritoras: Sobre novelistas y novetontas. Viajera Solitaria me decía en los comentarios que si opinaba tan mal de las escritoras sería porque no he leído a Patricia Highsmith, y yo, que soy así de chulito y de imbécil algunas veces, le respondí que ni la había leído ni creía que lo fuera a hacer. Pues hoy me toca rectificar, que también sé hacerlo. Gerardo, yendo más lejos, me decía:

"Puedes empezar por sus encantadores, sinceros y provocadores Pequeños cuentos misóginos. Si no te gustan, me los como.

PD: Pero si te gustan, lo tienes que decir aquí."

Pues bien, ha llegado el momento de decirlo. Pliego velas, me la envaino, me bajo los pantalones. Es justo que ahora dé mi más que positiva opinión:

Pequeños cuentos misóginos es una colección de diecisiete relatos breves que perfectamente se pueden leer en unas pocas horas, muy pocas. Son una buena opción para un viaje o un día de guardia. Mordaces, concisos, libres de sentimentalismos, estos cuentos ponen de vuelta y media a diecisiete tipos de mujer que podemos relacionar con mujeres reales que hemos conocido personalmente. Los hombres tampoco quedan demasiado bien en alguno de los cuentos, pero en casi todos aparecen como unos tristes calzonazos, explotados por las hembras y muy, pero que muy pacientes y comprensivos. Mientras leía me daban ganas de abofetear y gritar a alguno "¡espabila, imbécil! , ¿no ves lo que esa tía está haciendo contigo?"

Uno de los cuentos, titulado Un objeto de cama transportable, me llegó al alma. Describe magistralmente a alguien que tuve la desgracia de conocer, y en él no pude encontrar la más mínima señal de humor. De hecho creo que doña Patricia, aunque cree situaciones esperpénticas, no pretendió bromear al escribir estos cuentos. Sospecho que más bien quería desahogarse. Para una mujer lúcida y justa debe de ser un calvario compartir identidad sexual con tanta zorra e hija de puta como hay en el mundo y luchar permanentemente por distinguirse de ellas. No es de extrañar que sean algunas mujeres precisamente las más acendradas misóginas. A los hombres misóginos nos ablandan las putigolfas, si se lo proponen, con una sonrisita y un coqueteo, porque el instinto se impone a nuestras convicciones, pero ese truco no les vale con otras mujeres. La prueba es Highsmith y sus cuentos misóginos.

Se me ocurre también que este librito es muy útil para los solteros recalcitrantes como yo. Bueno sería guardarlo bajo la almohada y releer alguno de sus relatos en esos días tontos en los que se nos olvida lo bien que estamos sin pareja.

Viajera, Gerardo: gracias, leeré más de doña Patricia. Además, a ella le gustaban los gatos...

5 comentarios:

Coco Capitan dijo...

Patricia Hightsmith es una excelente recomendación. Sin lugar a dudas.

Lola dijo...

He estado a punto de escribir una gilipollez por confundir a la escritora que se menciona con otra, menos mal que San Google me ha salvado. Así que obvio mi casi-gilipollez y paso a esta frase:

No es de extrañar que sean algunas mujeres precisamente las más acendradas misóginas.

Supongo que hablas de aquellas que ven alguna revista de forma casual y claman al cielo preguntándose por qué nos toman por gilipollas. De aquellas que están hartas de ver a sus "semejantes" despellejar a una más guapa e/o inteligente y/o simpática con chismorreos falsos y sugerencias sobre lo puta que es, para disimular la propia inseguridad. No sigo, que me enciendo ;-)

Tomo nota de la lectura. Añado que la conocí por "Ripley en peligro", y me agradó que una mujer tratara con tanta asepsia las aventuras de un criminal. Pienso que porque la mente de los "malos" siempre ha sido algo interesante para mí, desde el punto de vista de tratar de imaginar qué puede pasar por sus cabezas para cometer atrocidades sin inmutarse. Incluso la mente de una mala-mala que, por desgracia, va a estar presente en la mía por mucho tiempo.

Qué le voy a hacer, me gusta intentar entender la mente de los demás. Aunque me estén jodiendo viva.

Saludos. Lola.

Leónidas Kowalski de Arimatea dijo...

Creo que a ti también te gustaría "Pequeños cuentos misóginos", Lola. Y como dije se puede leer en un rato.

Respecto a lo que dices sobre intentar comprender la maldad, te recomiendo otro libro, esta vez de divulgación científica, llamado "Sin Conciencia", de Robert D. Hare. ¿Te imaginas quién me lo recomendó a mí? Sí, Gerardo otra vez. Ese Gerardo es un listillo, eh, me cae de gordo... :)

Viajera solitaria dijo...

Hola Leo. Me alegro de que te haya gustado Patricia Hightsmith. Es una gran escritora. Y una de las más misóginas, cierto -y probablemente con bastante razón-.
De todas formas, al igual que Lola, prefiero no entrar en esos temas porque también me enciendo.

Me alegra muchísimo que te haya gustado. Ya nos iremos viendo.

Gerardo dijo...

Sabía que te iba a gustar. Patricia Highsmith escribe bien, y precisamente unos cuentos con este tema... me arriesgué y lancé el órdago. Yo creo que el problema para aquel juicio tuyo venía de las escritoras escogidas, que eran malas.