Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

jueves, 11 de marzo de 2010

Los diversos suicidios del teniente Núñez. (VII)


-El teniente -le dije a Silvia mientras dejaba los vasos sobre la mesa- tampoco asistió a la cena. Supongo que para lo que le quedaba en el convento no le merecía la pena molestarse en comer. Fue durante el horario de cena cuando el plantón, que esta vez era Sanz, se dio cuenta de que el jefe estaba de nuevo en el aseo. Era el momento idóneo para asaltar por segunda vez el despacho, pero entonces Sanz fue relevado por García, la putilla de tetas de goma, y durante el relevo debió de producirse algún malentendido (lo que no me extraña, porque García era una inútil).

»Por lo visto esa chavalita entendió que el teniente estaba en el comedor, y a la muy desgraciada no se le ocurrió otra cosa que coger la bandera, entrar al despacho de Núñez, depositar la enseña en su lugar y gritar victoriosamente: "¡Misión cumplida! ¡Ya está la bandera en el despacho del marica!".

»Silvia, yo mismo pude oír aquello, y en ese instante supe que algo malo nos iba a pasar a todos. Estamos perdidos, me dije. Salí de mi cuarto justo a tiempo de ver a García apareciendo por la puerta del despacho de Núñez. La maldita inconsciente estaba sonriendo y caminaba contoneándose con su pose de estríper. Me dieron ganas de matarla, de verdad.

»-¿Qué has hecho, hija mía?- le pregunté desmayadamente.

»-Uy, mi primero, perdone. No tendría que haber dicho eso, ¿verdad? Ji ji ji...

» Deseé con todas mis fuerzas cargármela, compañera. Cargármela dos veces.

»-¿Tú sabes, alma de cántaro, que el teniente está en el aseo de su despacho?

»García abrió la boca como para decir algo, pero se lo pensó mejor y optó por lo que optan las chicas como ella en circunstancias similares. Esa mala puta se echó a llorar.

»-Bah, por mucho que llores esto ya no tiene arreglo. Si el teniente Núñez no te fusila, ya hablaremos tú y yo.

»Pero en realidad nunca hablamos de su metedura de pata, amiga Contreras. A fin de cuentas fue cosa mía el haberme empecinado en devolver la bandera al despacho del comandante de la guardia. Núñez, por cierto, no dio muestras de haberse enterado de nada, aunque estaba claro que habría oído la cagada de García.

»Nuestra suerte estaba echada.

»Horas después, a punto ya de entrar en el año 2008, Calahorro me pidió permiso para repartir entre los miembros de la guardia unas botellas de cava que había despistado de la cocina. Me negué en redondo. El horno no estaba para bollos aquella noche, Silvia.

»-Que no, Calahorro, que no. Estamos de guardia y punto. Me la sopla que sea Nochevieja, y además el teniente... bueno, tú ya sabes lo que hay con el teniente. Mañana, en vuestras casas, os imagináis que es fin de año y hacéis lo que os salga de la polla, pero esta noche nos aguantamos todos como campeones.

»No sé tú, Contreras, pero yo siempre he pensado que el transcurrir del tiempo no es precisamente motivo de celebración, sino más bien de lamentación. En cualquier caso, teniendo en cuenta que el teniente se levantó la tapa de los sesos un rato después, no creo que al día siguiente nadie tuviera ánimos para celebrar nada.

(CONTINUARÁ)

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuentas la historia en primera persona, luego el señor Alburquerque debe ser usted, pero admito no tener claro su género.

No pierdas mucho tiempo en detalles sin interés, empieza con el baño de sangre, quiero saber que puede llevar al suicidio a esta tropa.

El soldadito de plomo dijo...

Alburquerque es solo un personaje, anónimo. Como todos los demás, aunque cada uno de ellos haya robado características de seres reales y conocidos por mí.

María dijo...

Redios!! pero se muere o no se muere?? jaja, que esto es mas largo que el capitulo ese del asesino de la cuchara jajaja. Le doy la razón a Anónimo, que se suicide ya, queremos sangre!!!!!

El soldadito de plomo dijo...

Mwajajaja... María, qué bueno lo del asesino de la cuchara. Tengo que volver a verlo.

Y sí, el teniente Núñez está a punto de cascarla de una puta vez. De hecho ya tengo algo que da para una o dos entradas más, pero está escrito a mano y soy muy perezoso para teclear con mis únicos dos dedos útiles. Además el cuento, como suele ocurrir, se me está escapando de las manos y se empeña en hacerse más y más largo. A eso hay que añadir que nadie visita un blog para leer durante mucho tiempo; queréis textos cortos.

Paciencia, lector y medio, paciencia.

Anónimo dijo...

Tengo en mi poder un texto que firma un tal Alburquerque en el que el protagonista es un tal Legión con una personalidad disociada, sólo que este no se suicida.
276

El soldadito de plomo dijo...

Ignoro qué puede significar el confuso comentario del último anónimo, pero deduzco que ese misterioso número que menciona (276) debe de tener alguna trascendental importancia. Confío en que cuando el anónimo cobardica se atreva nos desvelará tan increíbles misterios.