Un blog escrito bajo severas dosis de etanol.

martes, 31 de agosto de 2010

El extraño crimen del conejo cojo. Otro caso de Sagaz y Vicente. Tercera parte y última.


Tras efectuar las oportunas mediciones los guardias civiles lograron centrarse en el mismísimo punto que marca el centro de este caso, y como consecuencia inmediata de ello tomaron la acertada decisión de interrogar al mayordomo.

-¿Cómo te llamas, muchacho? -pregunta en tono afectuoso el subteniente Sagaz, que está haciendo el papel de poli bueno.

-Leónidas Kowalski de Arimatea.

-¡Santo cielo, con ese nombre no me extraña que necesites amuletos como esa pata de conejo que estoy viendo! ¿Qué edad tienes, hijo?

-Treinta y cinco.

-¡Por el culo te la hinco! ¡Mwajajaja! Lo siento, no puedo evitar hacer esa rima tonta.

-¡Basta de payasadas! -interviene Vicente, que hace de poli malo- Lo sabemos todo, Kowalski, así que ya puedes ir confesando y no te pegaremos, ni te arrancaremos las uñas, ni te daremos por el culo, ni te meteremos un petardo por la uretra, ni te haremos una imitación de Chiquito de la Calzada; solo te abofetearemos un poco como mero trámite para cubrir expediente.

-Así que lo saben todo, ¿eh? -dice Kowalski muy farruco- Pues bien, demuéstrenme o refútenme la hipótesis de Riemann, si tan listos son.

Sagaz y Vicente se miran de zurullo en zurullo. O de mojón en mojón. O de hito en hito. (Ainsss, qué lío con esto de las polisemias). En cualquier caso, se miraran como se miraran, hacen un aparte para consultarse mutuamente acerca de la hipótesis del tal Riemann. Ocho horas más tarde, agotados y cabizbajos se acercan a don Leónidas Kowalski y humildemente le confiesan su ignorancia:

-Está bien, señor Kowalski de Arimatea, usted gana: no lo sabemos todo.

-¿Puedo entonces irme? -pregunta el mayordomo, que se está meando desde hace horas.

-Sí, por supuesto que se puede marchar, pero antes -insiste Sagaz- explíqueme por qué esa pata de conejo que usa de llavero-amuleto está ensangrentada.

En ese momento el mayordomo Leónidas pone cara de culpable sorpresa, una cara que de traducirse en palabras diría "¡hostias, me han pillado!" Sin embargo se repone pronto y nos sale con estas:

-Es un milagro, señor picoleto. Se trata de algo parecido a la sangre de san Pantaleón; mi pata de conejo sangra todos los años a mediados de agosto. Es una cosa así como un poco guarra y que da bastante asco, pero así son los milagros, ¿qué le vamos a hacer?

-¡No seré yo quien critique los designios del Señor! -exclama reverencialmente el subteniente Sagaz a la par que se santigua.

Epílogo:

La amputación de la pata de Zanahorio fue oficialmente atribuida a una secta satánica de la que nadie sabe nada.

Zanahorio tiene hoy una pata de palo con la que ha aprendido a tocar la bandurria y da conciertos por medio mundo.

Doña Mar Ranapés Tosa es ahora más rica que antes por valor de chorromil euros.

El veterinario Paco Grijánder se ha especializado en castración de mucangrios y no le va nada mal.

Chindasvinto Pinto, el peón, ha resuelto lo de la hipótesis de Riemann y ha enviado la solución anónimamente a varias revistas científicas, porque él desea que el mundo avance, pero no quiere fama; quiere seguir alimentando gallinas, que es lo que de verdad le gusta hacer.

El subteniente Sagaz fue reprendido por sus superiores a causa de lo que consideraron una "más que deficiente, delirante investigación que hasta Íker Jiménez hubiera llevado a cabo con mayor seriedad". A pesar de todo Eugenio Sagaz fue condecorado con la Cruz al Mérito de la Guardia Civil, y no es de extrañar tal incoherencia entre militares.

El agente Vicente fue arrestado por el subteniente Sagaz. El motivo que consta en el expediente de Vicente es "réplicas desatentas a un superior". A pesar de ello este guardia sigue amando su trabajo y continuará haciéndolo lo mejor que pueda codo con codo con su jefe. Y es que Vicente está por encima de todo eso.

De Leónidas Kowalski de Arimatea poco se sabe tras abandonar su trabajo como mayordomo. Hay quien jura haberlo visto en distintos pueblos tocando la pandereta y pidiendo monedas con un gato blanco y negro en la mochila, pero nunca ha sido posible determinar la veracidad de esas declaraciones.


FIN

No hay comentarios: